La fascinación por el azar, la elegancia y el espectáculo ha acompañado a Europa durante siglos. Mucho antes del auge del póker online o las ruletas virtuales, los casinos ya eran el epicentro del lujo, la estrategia y el entretenimiento social. Algunos de ellos, nacidos hace más de trescientos años, siguen vivos y relucientes, ofreciendo una experiencia única que va mucho más allá de tirar los dados.
1. Casino di Venezia (1638) – Venecia, Italia
En un palacio renacentista frente al Gran Canal nació el que hoy se reconoce como el casino más antiguo del mundo. El Casino di Venezia combina historia, arte y juego en un escenario digno de la nobleza veneciana. Con frescos, lámparas de cristal y mesas que parecen sacadas de otra época, es una parada obligatoria para los amantes del glamour y la tradición.

2. Casino de Spa (1763) – Spa, Bélgica
Fundado como refugio de ocio para la aristocracia europea que acudía a las termas de Spa, este casino ha sabido adaptarse a los tiempos sin renunciar a su esencia. Juegos clásicos, espectáculos y un entorno natural incomparable lo convierten en una joya del centro de Europa.

3. Casino de Monte-Carlo (1863) – Mónaco
Más que un casino, es una institución cultural. Su fachada palaciega, sus salas de mármol y sus apariciones en películas como James Bond lo han convertido en sinónimo de elegancia internacional. Aquí, jugar es solo una parte del espectáculo.

4. Kurhaus Casino (1824) – Baden-Baden, Alemania
Considerado el más hermoso del mundo, este casino neoclásico fue diseñado como un templo del placer. Con interiores que recuerdan a Versalles, atrae tanto a jugadores como a visitantes que simplemente desean pasear por sus majestuosas salas.

5. Casino de Wiesbaden (1771) – Wiesbaden, Alemania
Ubicado en otro emblemático Kurhaus, este casino mantiene el equilibrio perfecto entre tradición y modernidad. Su cercanía a los históricos balnearios lo convierte en el plan perfecto para quienes buscan combinar relax con emoción.

Un legado que sigue latiendo
Más allá del juego, estos casinos representan siglos de historia, arquitectura y cultura europea. Su capacidad para reinventarse sin perder su esencia les ha permitido seguir siendo destinos de referencia en el turismo internacional. Lugares donde el tiempo parece haberse detenido, pero donde la emoción nunca deja de girar.