El legendario Juan Luis Guerra, poseedor de 27 premios Grammy Latinos, dejó una huella imborrable en Valencia con su gira mundial Entre Mar y Palmeras. La noche del jueves, el estadio Ciutat de València se convirtió en el epicentro de la música latina, donde el artista dominicano ofreció un espectáculo inolvidable, repleto de emoción, ritmo y conexión con su público.
Desde el primer acorde, el público valenciano se entregó por completo, cantando y bailando cada tema como si fuera la última vez. Durante dos horas ininterrumpidas, el intérprete hizo vibrar a miles de asistentes, quienes coreaban sus éxitos con una pasión desbordante.
Un vínculo inquebrantable con el público español
Con el aforo prácticamente completo, Valencia fue la segunda parada en España tras su concierto en Madrid. La conexión entre Juan Luis Guerra y su audiencia española sigue intacta, reflejo de una trayectoria que lo convirtió en un ícono musical desde los años 80 y 90, manteniendo su popularidad intacta hasta hoy.

Las puertas del estadio se abrieron a las 19:30, recibiendo a un público diverso, con seguidores de distintas edades y nacionalidades, creando un ambiente festivo y familiar. Conforme avanzaba la noche, los asistentes mostraban su entusiasmo, anticipando los temas que esperaban escuchar en directo.
Un espectáculo cargado de magia y emoción
El concierto dio inicio alrededor de las 21:45, con un ligero retraso que no restó intensidad al momento. Desde el primer tema, la energía en el estadio era arrolladora. Al finalizar su primera canción, el artista saludó con calidez:
«¡Buenas noches, Valencia! Que disfruten mucho Entre Mar y Palmeras.»
El escenario, adornado con un juego de luces impresionante y pantallas gigantes que captaban cada instante del espectáculo, transportó al público a un paraíso caribeño. Palmeras, colores vibrantes y un fondo visual envolvente fueron el complemento perfecto para una noche mágica.
Un final apoteósico
A medida que avanzaba el show, cada canción era recibida con entusiasmo. Sin embargo, cuando Juan Luis Guerra anunció su despedida, el público respondió con un ensordecedor «¡Otra, otra, otra!», logrando que el artista regresara al escenario.
Al reaparecer, rodeado de banderas de la República Dominicana, no pudo contener su emoción y expresó su gratitud:
«Permítanme saludar las banderas dominicanas del público.»

Después, quiso reconocer la presencia de sus seguidores de distintos países:
«¡Muchas gracias! Españoles, Venezuela, Colombia, Cuba, Panamá, Perú, Brasil, Ecuador y Boricuas.»
El cierre fue épico: «Bilirrubina» desató una oleada de alegría, con todo el estadio bailando y coreando su estribillo. Algunos asistentes no pudieron contener las lágrimas, conmovidos por la energía del momento. Entre una lluvia de confeti y ovaciones, Juan Luis Guerra se despidió recorriendo el escenario, enviando besos y llevándose la mano al corazón en señal de agradecimiento.
Así concluyó una noche que pasará a la historia en el Ciutat de València, un concierto que quedará grabado en la memoria de todos los que tuvieron el privilegio de vivirlo.