Galicia frente al espejo: el revés de Altri y la batalla por su territorio

El macroproyecto de celulosa recibe un no rotundo del Gobierno central mientras crecen las voces que lo rechazan en todos los rincones de la comunidad

El sueño de convertir Galicia en un polo industrial de la celulosa ha sufrido un duro golpe. El Gobierno central ha rechazado conceder los 30 millones de euros solicitados por Altri para su planta en Palas de Rei (Lugo), dentro del programa europeo de descarbonización. Junto a esta negativa también cae la petición de ENCE en As Pontes. Ninguno de los dos proyectos gallegos será financiado con esta línea de fondos europeos, lo que ha causado una gran controversia.

Aunque la decisión aún no se ha comunicado de manera oficial, fuentes cercanas al proceso lo dan por cerrado. Para Altri, esto no es solo un revés financiero, sino un varapalo simbólico: es la primera vez que el Ejecutivo planta cara a la expansión del eucalipto en Galicia, una práctica muy criticada por organizaciones ecologistas y parte de la sociedad civil.

Imagen tomada de redes sociales

Más allá de la política: el conflicto social

La propuesta de Altri, que necesita 1.000 millones de inversión —de los que al menos un 25% serían fondos públicos—, ha tensionado el debate público como pocos temas en Galicia. La Xunta de Galicia, con el aval político heredado de Alberto Núñez Feijóo, ha defendido el proyecto a capa y espada, pero parece ser que no será suficiente. Pese a la oposición vecinal y medioambiental, en marzo se dio luz verde al informe de impacto ambiental.

Sin embargo, el conflicto ha desbordado los despachos. “Altri non” se ha convertido en un clamor que resuena en plazas, teatros, estadios y redes sociales. En el fondo, se discute mucho más que una fábrica: se debate el modelo económico y ecológico de una comunidad que ya ha visto los efectos del monocultivo y la industrialización sin control.

La planta está proyectada en pleno corazón de Galicia, en una zona rural e históricamente agrícola que forma parte del Camino de Santiago. Las cifras asustan: se calcula que consumiría 1,2 millones de toneladas de eucalipto y más de 46.000 metros cúbicos de agua diarios, lo que equivale al consumo de toda la provincia de Lugo. El agua provendrá del río Ulla, un ecosistema sensible que desemboca en una de las rías más productivas del país, Arousa.

El futuro del proyecto es incierto, pero el mensaje enviado desde Madrid parece claro: Galicia debe repensar su camino industrial sin hipotecar sus recursos naturales.